La resistencia

Del grito de Dolores de 1810 ya sólo quedaba un eco. Hidalgo, Allende, Aldama, Morelos y otros líderes rebeldes habían sido derrotados. Los años transcurrían y, a pesar de la asfixia constante, inmediata, de cualquier movimiento insurrecto, la insurgencia prevalecía. Ya fuera con intentos fallidos, como el de Mina en el norte, o en forma de guerrilla, como la de Pedro Ascencio o Vicente Guerrero en el sur, la lucha continuaba: la llama de la libertad seguía siendo alentada por los ideales de personajes que, aún con todo en su contra, creyeron que era posible conseguir la independencia.

Representación de los iniciadores del movimiento independentista, basada en una ilustración de autoría desconocida.

Ecos del mundo

¿Qué pasaba al mismo tiempo en otras partes del mundo?


  • El 19 de abril de 1810, Venezuela da inicio a la lucha que la llevará a separarse de España; el 5 de julio del siguiente año se firmará su acta de independencia.
  • En diciembre de 1814, Estados Unidos y el imperio Británico firman el Tratado de Gante. Así, termina la guerra angloestadounidense que comenzó en 1812.
  • El 11 de abril de 1815, Andorra, pequeño país entre España y Francia, se independiza de esta última.
  • El 7 de septiembre de 1817, el reino Ashanti, en Ghana, África, firma un tratado de amistad con el imperio Británico.
  • En 1818, Ludwig van Beethoven comenzó a componer la Sinfonía núm. 9 en re menor, conocida como el Himno a la alegría, que será concluido cuatro años más tarde.

Luwig Van Beethoven, pintura de Joseph Karl Stieler (1801).

La patria es primero


Su nombre completo fue Vicente Ramón Guerrero Saldaña. Nació en 1782, en Tixtla, pequeño pueblo que se encuentra en el estado que hoy, en su honor, lleva su apellido. Desde pequeño, se dedicó al oficio de arriero, es decir, transportaba bestias de carga por entre los caminos y barrancos de la sierra del suroeste de México. Su conocimiento de estos parajes será un punto clave más adelante, cuando en su persona recaigan los últimos esfuerzos independentistas.


Guerrero se unió a la causa libertadora luego de que José María Morelos pasara por Tixtla junto con su ejército. El joven arriero, motivado por los ideales de la lucha insurgente, sirvió al regimiento de Hermenegildo Galeana; pronto, su talento para la guerra le valdría un ascenso al rango de capitán. Guerrero, al mando de un ejército de arrieros y campesinos, ignoraba la desventaja técnica y militar, y cosechaba victorias para los alzados por las regiones de los actuales estados de Puebla y Oaxaca.


En 1815, tras la aprehensión y fusilamiento de Morelos, Guerrero rechaza el perdón ofrecido por la Corona española y decide continuar en pie de lucha. Su apego a los ideales independentistas quedó de manifiesto para la historia cuando, un par de años más tarde, el caudillo recibió la visita de su padre, quien, enviado por los realistas, suplicó a su hijo rendirse y aceptar el perdón ofrecido. Guerrero, ante el ruego de su padre, se negó rotundamente con la frase: “la patria es primero”.

Vicente Guerrero, ilustración basada en un retrato de la época.

Conoce más...

acerca de este episodio de la historia nacional con la conferencia “El Plan de Iguala y Tratados de Córdoba”, impartida por el historiador José Manuel Villalpando, como parte del seminario “México-Tenochtitlan: siete siglos de historia”.

Sentidos de la historia

En 1850, el pintor Anacleto Escutia creó uno de los retratos póstumos más famosos de Vicente Guerrero. Aunque el libertador había muerto diecinueve años atrás, Escutia logró capturar con fidelidad la mirada serena y los rasgos afrodescendientes del caudillo sureño.

El retrato coincide con la descripción que el poeta y político liberal Guillermo Prieto haría del caudillo: “Era de elevada estatura y anchos y fornidos brazos, sin corresponder sus piernas largas y delgadas a su busto magnífico; la tez morena, el cabello tosco, amontonado sobre la frente, sus ojos negros de una penetración y una dulzura incomparable, patilla pobladísima, boca recogida y sincera”.

En la pintura, que puede verse en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec, aparece Guerrero, con la mano derecha sobre un cañón, respaldado por la bandera mexicana y con el traje militar insurgente.

Vicente Guerrero, por Anacelto Escutia (1850).

Una nación lista para nacer

Representación del simbólico abrazo de Acatempan,

basada en una obra de autor no identificado.

Representación de Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide

sosteniendo el Plan de Iguala.

Para 1819, las victorias de Guerrero en el sur seguían creando un clima de ingobernabilidad para Juan Ruiz de Apodaca, virrey de la Nueva España. Para contener los ataques insurgentes, Apodaca decidió cesar al entonces brigadier de la división del sur, para nombrar a un nuevo responsable, al coronel Agustín de Iturbide.


La férrea resistencia de los ejércitos sureños obligaron al coronel realista a cambiar de estrategia: de una belicosa, a una más bien diplomática. Comenzaron así, por medio de cartas dirigidas a Guerrero, los embates de persuasión iturbidistas: la lucha por la independencia debía terminar de una vez por todas, de manera pacífica y garantizando la felicidad para todos los habitantes de la Nueva España.


Luego de múltiples intercambios epistolares, a principios de 1821, Guerrero e Iturbide confluyeron en una idea: la independencia total de la corona, objetivo primordial de la cruenta lucha iniciada hacía casi once años. Habiendo acordado cesar el fuego a favor de la libertad, ambos líderes se reunieron en Acatempan —población que hoy forma parte del estado de Guerrero— para formalizar la adhesión de los ejércitos rebeldes a las tropas de Iturbide. Nacía de tal forma el Ejército Trigarante, cuya bandera enarbolaba tres principios: libertad, religión y unión; así como tres colores: verde, blanco y rojo.


Si bien no existen pruebas más que anecdóticas de que Iturbide y Guerrero sellaron su pacto con un abrazo en Acatempan, la imagen, representada una y otra vez en estampas y efigies, es un símbolo de que la patria va más allá de las rencillas personales, de las décadas de lucha y muerte; la patria, cansada de gestarse en el vientre de la guerra, estaba lista para nacer de manera pacífica, la patria seguía siendo primero.


Recorrido trigarante

Al enterarse del pacto de una facción de su ejército con la insurgencia, el virrey Apodaca declaró a Iturbide fuera de la ley, pero era demasiado tarde. Las cartas que Iturbide había enviado de manera estratégica a personajes del clero y del ejército habían cumplido su cometido, y una gran mayoría, a la que se sumaba un pueblo agotado por la guerra, estaba de acuerdo con independizarse de la Nueva España.


Al mismo tiempo, en España, triunfaba una revolución liberal que daba por terminado el modelo de gobierno conocido como virreinato. No habría más virreyes en la Nueva España, sino jefes políticos militares. Apodaca, pronto sería depuesto a favor de un dirigente de ideología liberal, Juan O’Donojú, quien, luego de enterarse del clima independentista que ya gobernaba en la mayor parte del territorio, decidió apoyar la causa de Iturbide. Todo se configuraba para que la nueva nación viera la luz.


Con la mesa dispuesta, el Ejército Trigarante comenzó a marchar por el país, en un derroche simbólico de que la guerra había terminado. El recorrido tenía como punto final la Ciudad de México. El 27 de septiembre de 1821, infantería y caballería, con Iturbide al frente y Guerrero en la retaguardia, sentarían filas en Chapultepec, desde donde partirían para entrar, por la actual calle de Madero, al Zócalo de la ciudad, hasta llegar a la Catedral Metropolitana. Entre vivas, serpentinas y banderas tricolores, el Ejército Trigarante saludó a los mexicanos que se asomaban desde los balcones. Iba así a consumarse la Independencia de México.

Entrada de Agustín de Iturbide a la Ciudad de México,

basada en la obra de Antonio Cortés (1910).

¿Dónde pasó?

La entrada del Ejército Trigarante, como se dijo, inició en la que hoy es avenida Chapultepec, a la altura del bosque; siguió por Bucareli; dobló en avenida Juárez —pasó a un costado de la Alameda—, y continuó por lo que hoy es la transitada calle de Madero. Luego de una desviación a la derecha en Simón Bolívar, con el fin de pasar por la calle 16 de septiembre, donde residía la Güera Rodríguez, Iturbide y su ejército regresaron a Madero por Isabel la Católica y culminaron en el Zócalo. La traza de la Ciudad de México permite hacer el recorrido a pie, como lo hizo parte del ejército libertador, en aproximadamente una hora. Visita y recorre de manera virtual los lugares donde ocurrieron estos hechos dando clic aquí.

Representación de los símbolos del México independiente,

basada en una obra de autor desconocido.

Libertad y felicidad


Fue quizás el ánimo urgente de poner punto final a una guerra de once años; fue quizás el desconocimiento de otras formas de gobierno, o bien la nostalgia

—casi legendaria— del esplendor del llamado “imperio” que floreció en Tenochtitlan; fue quizás una mezcla de todo ello lo que provocó que nuestro país naciera como un imperio, el Imperio Mexicano.


El Ejército Trigarante, cual aztecas en su peregrinación, recorrían el territorio en busca de ese punto fundacional. Iturbide, Guerrero y sus seguidores encontrarían su propia águila posada sobre el nopal muy cerca de donde la encontraron aquellos hombres y mujeres que salieron de Aztlán en busca de un símbolo, en busca de un lugar que les permitiera ser libres y felices.


Si bien la libertad ha sido conquistada y reconquistada mediante esfuerzos y sacrificios, corresponde a nosotros, como mexicanos, seguir luchando por esa tarea pendiente que sigue siendo la felicidad. Es cierto que se han dado pasos contundentes hacia ese bienestar tan merecido y anhelado por aquellas personas que pisaron antes donde nosotros pisamos ahora, y es momento de continuar. Conmemorar aquellos hechos, mitos y símbolos que, desde hace 200, 500 y más años han delineado nuestra historia y que forma parte del fortalecimiento de nuestra identidad nacional, porque desde entonces hemos sido, somos y seguiremos siendo mexicanos.

Las mujeres en la historia: Leona Vicario

María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador nació el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México. Hija de un matrimonio de español y criolla, Vicario tuvo la posibilidad de estudiar bellas artes y ciencias. Su interés por el estudio harían que años más tarde se inclinara por el periodismo, labor con la cual ejercerá una lucha ideológica a favor de la insurgencia.


Los artículos que publicó en el periódico El Ilustrador Americano le valdrían la simpatía de los insurgentes, quienes la consideraron una aliada y una de las principales informantes sobre los movimientos de la capital. Poco después de contraer nupcias con Andrés Quintana Roo, es encarcelada por haber sido descubierto su papel de conspiradora, pero logró escapar de prisión y refugiarse en Oaxaca. En el sur, se unirá a las huestes de José María Morelos.


Vicario apoyó con bienes y con información a la causa independentista, por lo que su nombre está grabado con letras de oro en el Congreso del estado de Quintana Roo. Sus restos, junto con los de su esposo, yacen en una de las columnas del monumento conocido como Ángel de la Independencia. Murió a los 53 años, en su casa ubicada en la calle que hoy es República de Brasil, número 37, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Retrato de Leona Vicario, retrato de autor desconocido.

Historias ausentes

¿Qué crees que hubiera pasado si Vicente Guerrero se hubiese negado a unirse a la causa de Agustín de Iturbide? ¿Por cuánto tiempo hubiera continuado la lucha? ¿Hubiera habido otro tipo de pacificación?


Escríbelo o dibújalo y compártenos tu opinión. Así podrás descargar la ilustración de la entrada de la calle Madero.

Mirada ampliada

Te invitamos a profundizar más en el tema de la consumación de la independencia. La Red de Bibliotecas Públicas de la Ciudad de México tiene entre su acervo algunos títulos que te permitirán ampliar la mirada. Te recomendamos:

Cosío Villegas, Daniel (coord.), Historia general de México, Ciudad de México, El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2008.

Riva Palacio, Vicente (coord.) México a través de los siglos, Ciudad de México, Cumbre, 1988.

Libro de visitas

¡Muchas gracias por visitarnos! Nos interesa conocer tu experiencia en el recorrido.

Créditos

Rosaura Ruiz Gutiérrez

Secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación

Uladimir Valdez Pereznuñez

Subsecretario de Educación

Angélica Antonio Monroy

Directora de Acervo Bibliohemerográfico

Dirección del proyecto: Angélica Antonio Monroy

Textos e investigación: José Pulido Mata

Ilustraciones y diseño: Emmanuel Peña Martínez

Diseño web: Alvar Villa Martínez, José Pulido Mata

y Emmanuel Peña Martínez

Colaboradores de la sección “Mirada Ampliada”: María de Lourdes Arellano Esteban, B. C. D. de Tlalpan, alcaldía Tlalpan / Andrea González Martínez, B. P. Juventino Rosas, alcaldía Gustavo A. Madero / Norma García Azpeitia, B. P. Jesús Reyes Heroles, alcaldía Cuauhtémoc / Josué Javier García Hernández, B. P. Lic. Emilio Portes Gil, alcaldía Coyoacán

Fuentes consultadas

Aguilar Razo, Antonio, General de División: Vicente Guerrero (1782-1831), SEDENA / SEMAR, México, s. a.

Chinchilla, Perla, Del Plan de Iguala a los Tratados de Córdoba, Ciudad de México, Secretaría de Cultura, 2021.


Secretaría de Gobernación / Gobierno de México, “Conoce más acerca de Leona Vicario”, 9 de abril de 2020, consultado en https://www.gob.mx/segob/articulos/conoce-mas-acerca-de-leona-vicario?idiom=es