Antes que todo, el oro

Aunque muchas veces tratan de justificarse con un discurso de intolerancia, ya sea racial o religiosa, las guerras esconden tras de sí la codicia: tener más territorio, tener más riquezas, ser cada vez más poderoso… Pareciera que, a lo largo de la historia, el territorio mundial se ha configurado y reconfigurado a partir de esos afanes de dominación.


La guerra por Tenochtitlan no fue diferente. Si bien el Imperio mexica nunca estuvo exento de ambición, el Imperio español —maleado por los conflictos del viejo mundo— lo superaba en armamento, táctica y ambición: buscaban hacerse de las riquezas de la ciudad lacustre.


A la vez que libraba guerras por el control del nuevo mundo, la Corona española, del otro lado del océano, tenía otras batallas que costear. Por ello, el ejército conquistador, en busca de congraciarse y servir a su rey, Carlos I, veía en el oro mexicano su gran oportunidad de ascenso, y haría cualquier cosa con tal de obtenerlo.

Huida del ejército español y sus aliados por la calzada de Tacuba. Ilustración basada en el Lienzo de Tlaxcala.

Ecos del mundo

¿Qué pasaba al mismo tiempo en otras partes del mundo?


  • En 1520, dos años después de la llegada de Carlos I a la Corona de Castilla, algunas ciudades de ese reino, como Segovia, Toledo y Valladolid, se alzan en armas por estar en contra de los nuevos impuestos decretados por el rey. A este conflicto, que desestabilizará a la Corona, se le llamó Guerra de las Comunidades.
  • También en 1520, la Corona española envía una expedición a la isla de Djerba, también conocida como Gelves, en Túnez. La invasión, a cargo de Hugo de Moncada, terminará con la rendición del jeque de la isla, que pasaría a ser tributario del rey Carlos I.
  • Ese mismo año, entre el 4 y el 10 de noviembre, tiene lugar el llamado “baño de sangre de Estocolmo”. Ocurrirá tras la invasión a Suecia por parte de Cristian II de Dinamarca, quien, faltando a su promesa de amnistía, mandará a asesinar en la plaza mayor de Estocolmo a cerca de un centenar de personas, principalmente miembros de la nobleza sueca.
  • En la ciudad de Raichur, India, ocurre en 1520 una gran batalla entre el imperio de Vijayanagar y el sultanato de Bijapur. Con ejércitos compuestos por cientos de miles de soldados, jinetes y elefantes, la batalla concluirá con la derrota del sultanato de Bijapur, lo que acarreará beneficios comerciales para la Corona de Portugal.
  • El artista alemán Lucas Carnach pinta se cuadro Adán y Eva, el cual puede verse en el Museo Soumaya de la Ciudad de México.

Adán y Eva, de Lucas Carnach, el Viejo.


Plan de retirada

La historia de la Noche Victoriosa, o Noche Triste, inicia con los conquistadores acuartelados en el palacio de Tóxcatl. Moctezuma ha sido asesinado, las provisiones escasean y los soldados mexicas están al asedio. El capitán Hernán Cortés, al mando de un ejército guarecido de españoles y tlaxcaltecas, planea su salida de una Tenochtitlan incomunicada: los puentes que conectan a la ciudad con tierra firme han sido obstaculizados o derribados para evitar el escape de los extranjeros.


Algunos maderos servirán al ejército español para construir puentes movibles que usarán para cruzar los canales que impiden su retirada. Pondrán manos a la obra en su elaboración. La ruta elegida por Cortés para la retirada será la calzada que conduce hacia Tacuba, al poniente de la ciudad, que es el camino más corto a tierra firme.

El escape tendrá que ser nocturno, lo más sigiloso posible para un numeroso ejército cargado de arcabuces, lanzas, espadas y, sobre todo, de piezas de oro.


Para disuadir a los empecinados atacantes y apaciguar el asedio, Cortés enviará un mensaje a los soldados mexicas, en el que notificará su retirada ocho días después de lo planeado y sin llevar tesoros a cuestas. Afuera, los guerreros águila relajarán la vigilancia del palacio de Axayácatl; dentro, españoles y tlaxcaltecas estarán preparando su salida anticipada, fundiendo oro para transportarlo mejor entre sus armaduras. Una fina llovizna comenzará a humedecer la noche de la huida.

Fundición del oro. Ilustración basada en el Códice Florentino.

Salida del palacio de Axayácatl. Ilustración basada en el Códice Florentino.

Conoce más...

acerca de los tlaxcaltecas, aliados del ejército español y protagonistas de la retirada, con la conferencia “El papel de Tlaxcala en el proceso de Conquista”, como parte del seminario “México Tenochtitlan: siete siglos de historia”.

Una mujer avisa a los mexicas del intento de fuga de los españoles.

Ilustración basada en el Códice Florentino.

La alerta

Pasada la medianoche, una mujer tenochca tomó un cántaro y salió de su casa. Caminó hasta el canal más cercano, que hoy se encontraría entre la Alameda Central y Eje Central. En cuanto se agachó para recoger agua, escuchó el crujir de los metales y el golpeteo de los cascos de los caballos: a unos cuantos metros, las siluetas del ejército invasor se recortaban, en filas, más oscuras que la noche.


Los gritos de alarma de la mujer no tardaron en despertar a los guerreros mexicas que, desperezados, echaron al agua sus canoas. El ejército conquistador, con Cortés y dos de los hijos de Moctezuma haciendo de guías al frente, apresuraron el paso, habían sido descubiertos.

El ataque

En ambos lados del canal que los fugitivos cruzaban con sus puentes movibles, se agolparon cientos de barcas mexicas. Otros guerreros llegaron a pie por la retaguardia, con la intención de cortar el avance. La lluvia de flechas y pedradas no se hizo esperar; los invasores, cargados de oro, no podían responder. Comenzaron a caer al agua.


La desesperación se apoderó del ejército invasor; la huida se convirtió en una serie incontrolable de caídas y tropezones. Caballos, españoles y tlaxcaltecas resbalaban, entre el temor, los flechazos y la llovizna. Jalados por su propia codicia, el peso de los metales preciosos que llevaban entre sus armaduras les impedía mantenerse a flote en el agua.

Desde la retaguardia, los saldados mexicas comenzaron a destruir el puente para terminar con la vida de los enemigos tomados por sorpresa. Al frente del contingente, Cortés, lograba ponerse a salvo en tierra firme. Sin mirar atrás, una parte del ejército español se replegaba a un lugar seguro.


El canal se llenó de cuerpos. Los pocos que lograban escapar, malheridos, tenían que hacerlo pisando los cadáveres de sus propios compañeros o ayudándose de trozos de madera. El ejército mexica, al mando de Cuitláhuac, divisaba la victoria en el número de bajas del ejército invasor. Recogían el oro robado, además de arcabuces, espadas y ballestas.

Ataque en canoas. Ilustración basada en el Códice Florentino.

Recolección del oro. Ilustración basada en el Códice Florentino.

Sentidos de la historia

La fusión de dos culturas es el título de un mural que puede encontrarse en el Museo Nacional de Historia. Su autor, Jorge González Camarena, lo pintó en 1963. En la obra, aparece en primer plano la embestida de un guerrero águila a un soldado español. En el fragor del choque, ambos quedan atravesados por sus respectivas armas, mientras el caballo del conquistador cae sobre sus patas traseras. A ambos lados del mural, pueden verse símbolos que corresponden a las dos culturas que se enfrentan: del lado izquierdo, estandartes españoles en llamas; del lado derecho, penachos y lanzas emplumadas. En la esquina inferior derecha puede distinguirse una representación del símbolo nacional mexicano, el águila devorando a la serpiente. Con esta obra, el autor marca el punto de partida de la cultura mexicana actual, nacida de la cruenta lucha por Tenochtitlan.

La fusión de dos culturas, de Jorge González Camarena, 1963.

El llanto de Cortés


Habiendo llegado a Tacuba, Cortés hizo un recuento de los sobrevivientes. Al calcular el considerable número de pérdidas, algunos capitanes sugirieron volver para ver si había quedado algún compañero con vida. Aunque dudoso, y pensando que habían escapado de milagro, Cortés estuvo de acuerdo, por lo que tomó un caballo y ordenó a los soldados menos heridos que lo acompañaran de regreso.


No habían avanzado mucho cuando lograron distinguir a lo lejos a Pedro de Alvarado, el mismo que había ocasionado la matanza del Templo Mayor. Venía a pie, herido, acompañado de cuatro españoles y ocho tlaxcaltecas en las mismas condiciones. Alvarado disuadió a Cortés: no tenía caso regresar, lo único que encontrarían sería los cuerpos de sus compañeros flotando en los canales de la ciudad. Las lágrimas brotaron de los ojos de Hernán Cortés. Regresaron a Tacuba, con la derrota en sus espaldas. Mientras, en Tenochtitlan, Cuitláhuac celebraba su victoria.

La persecución.

Ilustración basada en el Códice Florentino.

¿Dónde pasó?

En su retirada, el ejército invasor recorrió la calzada México-Tacuba, partiendo del palacio de Axayácatl, donde hoy se encuentra el Nacional Monte de Piedad. La ruta corresponde con parte de la línea 2 del Metro de la Ciudad de México, aproximadamente desde la estación Allende hasta Cuatro Caminos, pasando por Popotla. Cerca de ahí se encuentra el llamado “Árbol de la Noche Triste”, un ahuehuete que representa el punto en el que Cortés se detuvo a llorar su derrota. Aunque no hay pruebas que afirmen que realmente en ese lugar el capitán español se detuvo a lamentar su pérdida, al árbol de Popotla se le ha otorgado el valor simbólico, sentimental, de la victoria del ejército mexica sobre los conquistadores.

¿Noche triste o victoriosa?

Gran parte del México que hoy conocemos, diverso y de contrastes, ha sido producto de la mezcla de dos culturas, la española y la indígena, que en su momento estuvieron encontradas. Resultado de ese conflicto son también las visiones contrapuestas de la historia, que juzgan si la noche de la retirada del ejército español fue desastrosa o victoriosa, según quién relate.


Desde luego, en la versión española de la historia, los sucesos ocurridos entre el 29 y el 30 de junio de 1520 representan una triste derrota. En cambio, desde la perspectiva indígena, los hechos de aquella noche significaron un triunfo ante los invasores.


Convendría a cada persona interesada en aproximarse a este suceso, no prejuzgar, sino conocer ambas caras de la historia, tomando en cuenta que nuestro país no ha sido producto de la derrota, sino que México, como nación diversa, se ha construido sobre un cúmulo de victorias simbólicas.

Las mujeres en la historia:

María de Estrada

Fueron pocas las mujeres españolas que acompañaron al ejército de Cortés en su expedición hacia Tenochtitlan, y sólo una sobrevivió a la derrota de la llamada Noche Triste: María de Estrada, quien fuera hermana del conquistador Francisco de Estrada y esposa de Pedro Sánchez Farfán, soldado de las huestes de Cortés.


Aunque se tienen pocos datos de ella, es probable que María haya llegado de Cuba a la Nueva España en el contingente de Pánfilo de Narváez, con la intención de encontrarse con su esposo. Durante la fallida retirada del ejército español, María combatió con espada y broquel a los mexicas, de modo que logró escapar y llegar con bien a Tacuba. El cronista Bernal Díaz del Castillo describe cómo se alegró el ejército de Cortés al ver llegar con vida a Tacuba a esta “buena y honrada mujer”.


Cuando los españoles preparaban el contraataque desde Tlaxcala, en tono de reclamo por ser apartada de la guerra, De Estrada dijo a Cortés: “No es bien, señor Capitán, que mujeres españolas dexen a sus maridos yendo a la guerra; donde ellos murieren moriremos nosotras, y es razón que los indios entiendan que son tan valientes los españoles que hasta sus mujeres saben pelear, y queremos, pues para la cura de nuestros maridos y de los demás somos necesarias, tener parte en tan buenos trabajos, para ganar algún renombre como los demás soldados”.

Interpretación libre de María de Estrada.

Historias ausentes

Luego de la retirada, el ejército español y sus aliados se refugiaron en Tlaxcala, donde se fortalecieron y planearon el contraataque. De haber estado en el lugar de Cuitláhuac, tlatoani mexica, ¿qué hubieras hecho luego de la Noche Victoriosa para impedir el regreso de los invasores?


Envíanos tu opinión y descarga la ilustración el “Árbol de la Noche Triste”, monumento natural que conmemora la derrota de los conquistadores.

Mirada ampliada

Te invitamos a profundizar más en el tema de la Noche Victoriosa. La Red de Bibliotecas Públicas de la Ciudad de México tiene entre su acervo algunos títulos que te permitirán ampliar la mirada. Te recomendamos:

Clavijero, Francisco Javier, Historia antigua de México, Ciudad de México, Porrúa, 1964.

Gibson, Charles, Los aztecas bajo el dominio español 1519-1810, Ciudad de México, Siglo XXI Editores, 1991.

Cosío Villegas, Daniel (coord.), Historia general de México, Ciudad de México, El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2008.

Escalante, Pablo y Estela Roselló, Línea del tiempo de México: 120 siglos de historia, Ciudad de México, Océano, 2010.

León-Portilla, Miguel, El reverso de la Conquista, Ciudad de México, Editorial J. Mortiz, 2007.

García, Bernardo, y Josefina Zoraida Vázquez, Gran historia de México ilustrada, T. 2 Nueva España, de 1521 a 1750, Ciudad de México,

Planeta, 2001.

Libro de visitas

¡Muchas gracias por visitarnos! Nos interesa conocer tu experiencia en el recorrido.

Créditos

Rosaura Ruiz Gutiérrez

Secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación

Uladimir Valdez Pereznuñez

Subsecretario de Educación

Angélica Antonio Monroy

Directora de Acervo Bibliohemerográfico

Dirección del proyecto: Angélica Antonio Monroy

Textos e investigación: José Pulido Mata

Ilustraciones y diseño: Emmanuel Peña Martínez

Diseño web: Alvar Villa Martínez

Colaboradores de la sección “Mirada Ampliada”: María de Lourdes Arellano Esteban, B. C. D. de Tlalpan, alcaldía Tlalpan / Andrea González Martínez, B. P. Juventino Rosas, alcaldía Gustavo A. Madero / Norma García Azpeitia, B. P. Jesús Reyes Heroles, alcaldía Cuauhtémoc / Josué Javier García Hernández, B. P. Lic. Emilio Portes Gil, alcaldía Coyoacán

Fuentes consultadas

León-Portilla, Miguel, Obras de Miguel León-Portilla. T.XIII. Visión de los vencidos: relaciones indígenas de la conquista / El reverso de la conquista: relaciones mexicas, mayas e incas, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas / El Colegio Nacional, 2013.

Matos Moctezuma, Eduardo, “¿Quién mató a Moctezuma II, los mexicas o los españoles?”, Arqueología Mexicana, núm. 123, pp. 88-89.

Restall, Matthew, “El asesinato de Moctezuma”, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/index.php/amoxtli/2106/2098. Visto el 25/05/2021.